EL DIA DE LA INDEPENDENCIA

En los últimos días venía preparándome para deportar a Fran a su cuarto, sinceramente no pensaba hacerlo tan pronto pero lo noté listo y me animé. Creo que en parte apuré mi decisión de hacer que Fran tome posesión de su cuarto debido a los muchos casos que escucho de niños que duermen con sus papás hasta los 4 años. Definitivamente no quiero eso para Franchu, ni para mi marimonio.

Por primera vez entendí aquello de que a los hijos hay que darles libertad y limites. Sin duda para mi es mucho mas cómodo dejarlo dormir con nosotros, pero entendí que a la larga no es lo mejor para él. Por supuesto, pasé la noche entera mirando el baby call desde mi cama. Me moría de ganas de ir a buscarlo y abrazarlo, hasta me descubrí acariciándome la panza como cuando estaba embarazada. Por suerte luché contra mi impulso y me repetía una y otra vez que era parte de mi ansiedad y no de la de él. ( Nota mental, recordar esto para más adelante. )
Por la mañana, luego de dormir 8 horas Francisco despertó sonriente en su cama. Recién en ese momento me permití acercarme a abrazarlo y darle su teta desayuno. Definitivmente feliz y orgullosa de mi bebé, tal como si se hubiera recibido de físico nuclear.

Fran está cada día más nene, parece mentira lo rápido que crece. Mira dibujitos en la tv, juega con sus juguetes, intenta participar de todas las charlas acotando risas, gritos o simplemente caras.
Su papá le explica temas de actualidad mediante juegos, el otro día los escuché mientras jugaban y Andy le explicaba a Fran la ley de matrimonio gay. El perrito estaba feliz porque había salido la media sanción y pronto podría casarse con el pony.